Miré el contador y estaba a
cero. Todo estaba a cero. Me acerqué para preguntarte por el nombre de la
canción que sonaba y por si tenías un cigarro para encenderlo con un mechero
que me había encontrado en una mesa abandonada junto a un vaso de cerveza
vacio. Si no me falla la memoria tenías el pelo recogido y aunque no me acuerdo
del color de tus ojos ni de la ropa que llevabas, en cambio las noches en que
los recuerdos modificándoles partes del guión original hacen el mismo efecto
que los analgésicos me llega la imagen de tu sonrisa como lo hacen las melodías
que nunca se nos van de la cabeza. Hasta día de hoy siempre pensé que era una
buena idea acercarme y tratar de hablarte, pero como muchas otras cosas no acabé
haciéndolo. Miro el contador y está a cero. Todo está a cero.
Saludos y gracias
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