NO HAY MUCHO SOBRE LO QUE PENSAR



No hay mucho sobre lo que pensar, eso es bueno. Averiguar si todavía queda en la nevera algún trozo de tarta de chocolate de aquella vez que cumplí catorce años, y las trompetas sonaban en mi cabeza. Pedir comida de algún país exótico, probar una vez más a intentar tocar la guitarra, siempre quise inventar una canción para ti, observar cómo se columpia el aburrimiento, cambiar de canal, de emisora, que contradicción más grande tener los radiadores a la máxima potencia y abrir la ventana para descubrir con que nuevas noticias se presentará el hoy.

Saludos y gracias

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