EL HOMBRE CON OJOS DE LOCO



Tiene ojos de loco. Su estampa es su rostro fotografiado por sorpresa en una parada de autobús como si el viento lo quisiese arrastrar y él no se dejase. Abruma la soledad que desprende, gorro ruso para protegerse del frío de febrero, guantes con agujeros, la mendiguez se le ha acomodado como una mala fiebre, la gente que pasa a su lado con aliento a estúpida burguesía (porque no entienden realmente lo que significa este término) le miran como si fuese un bicho raro, como si pudiese expulsar por su boca pequeños monstruos verdes, y la cámara le inmortaliza como si alguna vez hubiese sido un tipo que pudo haber cambiado el mundo pero fracasó en el intento. O algo más sencillo un hombre que una vez fue feliz, tuvo una vida y un hogar dónde había alguien que le esperaba para compartir, simplemente compartir. La ignorancia se asusta cuando dice: He visto cosas que no podríais imaginar, no podríais comprender. Mientras los autobuses de línea pasan sin que coja ninguno porque parece que ninguno es el adecuado para él. Hasta que el fotógrafo se sienta a su lado y le dice: Yo he visto cosas que ojalá nunca hubiese visto. Entonces los ojos de loco desaparecen y sonríe, sin que desde entonces haya el menor rastro del blanco y negro que radiografiaba el fotograma.

Saludos y gracias  

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