Con toda la cartografía de tu
cuerpo enredo serpientes telas de araña duendes que me indiquen dónde estuviste
dónde estás que eliges cuando sales al exterior y lo ves todo como si los
colores de las frutas hubiesen pintado las calles, los edificios, haciendo
desaparecer el hastío, la suciedad, la enfermedad, y todo fuese una dulce
acuarela la misma que atraviesa cada tramo de tu relieve, de tu geografía, de
tus meandros, del dulce sabor a nieve encendida que desciende de tu cuello y
cae en cascada por tus hombros, por tu cintura, y encontrar así respuestas de
todo lo que escribí en los diarios, en las páginas en blanco que me abrumaban,
en todos los silencios que me quedan por rellenar y no daba hasta ahora con las
palabras adecuadas para que la tinta siga su curso inevitable hacía el
infinito.
Saludos y gracias
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