EL PAÍS DE LOS GIRASOLES



Una borrachera la primera vez que vimos los girasoles. Nos contaron que si sigue subiendo el nivel del mar corren el riesgo de desaparecer. Nos encantaba ir a países cuyo idioma desconocíamos porque a la hora de elegir una opción, escoger algo, no hay miedo por equivocarse debido a que está asumido de antemano. Me dijiste la pobreza es igual en todas partes, produce el mismo vértigo, aunque sea en menor cantidad. Aquella ciudad estaba llena de canales y éramos jóvenes disfrazados de perversidad, jolgorio, y como los girasoles sabíamos pintar de amarillo las cabezas del monstruo para que no asustasen tanto. Dejamos de ser fieras salvajes domesticadas y encerradas en jaulas. Recuerdo que no había prisa en volver porque nos habíamos escapado, bésame, bésame me gritabas y la gente de alrededor nos miraba raro, extrañados, casi, casi, como si estuviésemos a punto de ponernos unas mallas en nuestros rostros, sacar unas pistolas y anunciar que aquello se trataba de un atraco. Supongo que a la moral cristiana... Fue entonces cuando me empecé a interesar por la metafísica, porque si lo quieres creer todo eso es lo que hay detrás del cuadro de los girasoles de Van Gogh, y no me mires sorprendida si te abro la puerta del lienzo y te invito a pasar.

Saludos y gracias     

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