Un pájaro se posa en la rama
de un árbol, la desestabiliza, hasta que ambos encuentran el equilibrio, la
tranquilidad deseada, y es entonces cuando decide que es el momento de partir,
de cambiar. Ardiendo alrededor de la inestabilidad, de lo quebradizo encuentra
emociones que le hacen sentirse vivo, volando en busca del volcán que esté a
punto de despertar, nadie le entiende, el juego no ha hecho más que comenzar
para él...
Mientras en cambio en las
horas oscuras que las ratas dejan de huir y escarban tranquilamente alrededor
de los contenedores de basura en busca de alimento y radiación nuclear para
aumentar de tamaño y volverse indestructibles. Sudando más de lo normal,
empapando las sabanas, hirviendo por
dentro, te levantas con convulsiones, con el miedo al monstruo reflejado en tus
pupilas y preguntas:
- Yo no me voy a morir nunca,
¿verdad?
- ¿A qué viene eso ?
- No lo sé, pero dímelo, dime
que yo nunca me voy a morir...
La luz de la farola (que
siempre te gusta observar por la ventana) sigue encendida como el faro que
ayuda a los barcos que vuelven a casa.
Saludos y gracias
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