La silla del juez no hace más
que girar y girar...
Si deslizas el dedo sobre el
alambre observarás como todo lo que resulta frágil se va río abajo y la
desembocadura es la boca de un gran pez, veías mariposas en mi estomago y me
decías que bien te sientan y ahora todas echaron a volar y se olvidaron de
llevarme con ellas, ¿Qué me dirías si me encontrases ahora? ¿Qué dirías
entonces que me sienta bien?
Salir a la calle encontrarse
noticias tristes de un periódico mojadas y pegadas a la corteza de los diferentes
árboles de hoja caduca y andar lejos de las plazas, los comercios de fin de semana,
los bares, descubrir un niño disfrazado de río y preguntarle porque corre y
responderme por lo mismo que usted bebe. Sonar de la misma manera que tú me lo
hubieras dicho, como te hubieras sonreído porque hubieras conseguido dejarme
sin palabras que decir, como tu ternura hubiera ganado a tu sensatez una vez
más, te hubieras acercado me hubieses besado, y es cuando el niño disfrazado de
río me coge la mano y me lleva corriendo con él para que no duela el porqué te
fuiste y se rompieron todos los cristales de los espejos.
La silla de juez no hace más
que girar y girar...
Saludos y gracias
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