Hoy no hay fantasmas detrás de
los baños de los hoteles, ni de las cajas de zapatos. Dice el avión que nunca
cogí que no puede olvidar echarte de menos. Si voy a cualquier lugar que tenga
una puerta no puedo dejar de pensar que tú estarás detrás, es como cuando suena
música en la ciudad y pienso, pienso, si subo al ático ahí estarás esperándome.
Es tan sencillo, la canción la puedes elegir tú. Te encuentro sin que te rodeen
miedos, vestida con tus mallas negras, casi desnuda porque pides con tu mirada
que me acerque para que te desnude, mi moneda que cayó al suelo siempre me dijo
que tendría suerte al volverte imaginar, ¿Cómo dudar del azar?.
No sé dónde estás... Pero esta
vez si llamas a la puerta. Hazlo preguntando realmente por mí.
Saludos y gracias
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