VUELVE



Vuelve el aullido ausente, el gemido que le arrancaba las cabelleras al miedo paseándolas como un triunfo durante el orgasmo canalla, la ropa tendida que te recordaba que había alguien contigo, aquel nombre de ciudad perdida que llevaba grabada en sus ojos, el tiempo en el que para amar ya no eran necesarias las palabras, su nombre ligado a lugares comunes (estados de la mente felices), y también vuelve el desvelo, el levantarse desnudo, recorrer descalzo la casa hasta abrir la puerta del balcón y quedarse expuesto al frío, al hechizo licántropo de la luna llena.

 Finalmente un ángel te invita a un cigarro... ¿Comienzas a creer en Dios o es Dios quien comienza a creer en ti?

Saludos y gracias

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