Las calles vacías respiran
paz, las puertas de las casas están encerradas en sus propios mundos de salones
llenos de familiares, cocodrilos y tahúres a punto de celebrar la llegada del
invierno, y en uno de esos escenarios a un perro le ponen un pijama y un gorro
rojo de navidad porque creen que así será más feliz. La suerte está echada
cuando nos damos más importancia de lo que realmente deberíamos. Hace tres años
y siete días anunciaban el fin del mundo y todo siguió igual, pocas cosas han
cambiado desde entonces, quizás una importante antes eran felices y ahora
cuando les preguntan dónde quieren ir responden: No lo sé, me da igual.
Saludos y gracias
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