LA HUIDA



Descalzo mira por la ventana del vagón del tren. Ve pasar un paisaje delante de él, unas memorias en forma de pájaro alzando el vuelo, los ojos se le cierran, los puños de la camisa arremangados. Tal vez esté fumando en el taburete de la cocina, pensando si es buena idea seguir o no seguir esperándole (como siempre le ocurre). No podía soportar que los hornillos estuviesen sucios. Se lo explicó un día en el rellano, cuando él ahora supone que sería otra forma de esperarle, entonces no lo sabía, lo único que podía decir de ella era su gusto impecable por la limpieza de los hornillos, y que prefería comprar la fruta en una tienda pequeña que había en el barrio antes que ir a un supermercado.

Tal vez no, seguramente si hubiese sido a él a quien hubiese esperado no hubiese sido necesario y tampoco él estaría ahora tratando de alcanzar un no sabe qué bajo el traqueteo del tren. Cuando para en una pedanía y se baja, se dice a si mismo que todavía no sabe exactamente de lo que está huyendo.

Saludos y gracias

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