Recuerda los números, las
ecuaciones que se le daban a las ciencias aplicadas. Las isobaras, las tablas
que explicaban los anticiclones, el viento de poniente y las borrascas, los
niños encogiéndose de frío, y las madres preparando platos calientes para que
no lo pasasen tan mal. Las noticias que una vez más hablaban más de lo mismo, y
en ocasiones no acertaban con el pronóstico meteorológico para cerrar el
telediario. El libro que de pequeña tenía en la mesita y le hablaba sobre el
Edén a pesar de que nunca se creyó nada de lo que aquellas páginas contaban,
aunque le obligasen a tener un pasaje favorito. Ahora sentada en un café,
cuando le dice que quiere que le cuente quien es, como es, responde con
titubeos: Eso creo que lo olvidé.
Saludos y gracias
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