No pueden dormir las ovejas.
Ni aunque las cuente con los ojos cerrados y trate de olvidar todas las
promesas que no terminaron cumpliéndose.
"Le iban a poner un
nombre a un gato" Porque si no le pones un nombre como te comunicas con él
- La leche te la he dejado en
un cuenco en la nevera y los cereales en un bol. Ya nos veremos cuando llegue a
casa- Como si fuese un gato y por eso quizás él nunca le dijo su nombre. Solo
le habló una vez de Dresden y de que tenían que ir ahí para olvidarse del mundo
y tratar de encontrar ovnis debajo de las camas de los hostales y hoteles de la
ciudad.
"Cuando termine de
hacerte el amor me esconderé debajo de la cama para que me encuentres" Y
le digas hola y le sonrías. No puede andar, comer, respirar, sin dejar de
imaginarse su rostro feliz como si fuese su bombona de oxigeno. Lleve o no
lleve gafas la imagen es siempre la misma. La constante, lo que le decía si
estaba dentro o fuera del sueño.
Por eso el contar ovejas no
son suficiente... Por eso la tristeza que se columpia ahora por las noches la
define muy bien la imagen del hombre sentado en la calle haciendo bicicletas
con latas de refrescos y a su lado el perro que no tiene nombre haciéndole
compañía viendo juntos pasar la vida o algo parecido.
Saludos y gracias
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