Los ojos del deseo mientras
fumas y un funambulista caminando por tus silencios. Esa arquitectura frágil
que se imanta a tu piel, a la tristeza de cuando follabas con los zapatos
puestos porque eran todo prisas, igual de falso que las verbenas de verano
cuando eras adolescente y cambiabas besos por estados escritos y envueltos en para siempre.
Homenajes al desprecio (sin ser consciente) que
vendría después, a la turbadora sensación que todo se derrumba, una mano
invisible arrancaba las páginas felices del libro.
- ¿Te puedo quitar los
zapatos?- Las calles y las buhardillas dejas de sentirlas como un desierto.
Saludos y gracias
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