Hay un hombre que lo mira
todo, que lo observa todo, que lo apunta todo, que lo analiza todo; patrones de
comportamiento, horarios, manías, higiene, conductas anímicas, estados
emocionales, niveles de desidia, termómetros de hastío, apunta lo que ves, lo que
lees, lo que escuchas, y si hace falta redondea en rojo alguna de estas
anotaciones, les pone al lado unos signos de admiración para que cuando escanee
el informe salten las alarmas que tengan que saltar por si hay que estar
atentos de extremar precauciones.
Todo parece que marcha
tranquilo, el hombre que lo observa todo incluso se permite un momento de
relajación, se levanta de la silla y se pone a hacer una serie de estiramientos
muy básicos para ir desentumeciendo los músculos tan necesitados de prestarles
atención después de tantas horas anclados a una silla giratoria para que
permita una mayor agilización a la hora de controlarlo todo, de anotar lo que
tenga que anotar y de poner nombres, códigos, claves a lo que se lo tenga que
poner.
Suministros de papel de
cocina, tiene en una pared de un cuarto apilado desde el suelo hasta el techo
rollos y rollos de papel de cocina, y en otro cuarto tiene desde los pies de la
cama casi hasta la entrada fila y filas de botes de gel de esos grandes que
venden en los supermercados con olor a menta, el hombre que lo mira todo los ha
contado, son 180, no tenía otra cosa que hacer aparte de desentumecer los
músculos.
El número de hoy es 6.989 días
juntos, eso es lo que hasta hoy estuvieron juntos, vuelve a poner la misma
canción mientras prepara la mesa y una vez más para los dos, también una vez
más cocina para dos, abre una botella de vino para que respire, cuando termina
sirve la comida para los dos y llena las respectivas copas, se sienta y le dice
a un fantasma:
- Hoy hemos estados 6.989 días
juntos, ayer estuvimos 2.582 y mañana serán 7.354 nuestro record de las últimas
seis semanas. Todavía seguimos encerrados. No podemos hacer nada, y la gente
cada vez discute más entre sí, se insultan sin conocerse, y pierden la fe los
unos en los otros, es horrible, tú y yo nunca acabaremos así, ¿Verdad amor?
Prométemelo. Igual que yo te prometo que cuando podamos salir y se pueda volver
a volar, con el dinero que tenemos ahorrado compraré un billete de avión e
iremos a la isla del pacifico que siempre has querido que fuésemos, llevaremos
las semillas que sigo guardando en el tarro que tú me indicaste que las metiese
y las plantaremos allí en esa isla, para que crezca vida, porque la vida nunca
hay que frenarla, nunca hay que dejar que la frenen, por más que nos insistan.
Además, no te preocupes que estaré limpio, muy limpio, oleré como a ti te gusta
que huela, ya me he encargado de eso.
El hombre que lo mira todo
según observa la escena toma las anotaciones, le pica un ojo, lo mismo que le
sucedió ayer cuando le escuchó, le observó, y lo mismo que le sucederá mañana
cuando lo escuche, lo observe. Con él nunca utilizará el bolígrafo rojo, le
gustaría decírselo y prometérselo a la cara. De la misma manera que se hacían
las cosas antes.
Saludos y gracias
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