Si no sabes un nombre te lo
inventas. Así pensó que debía hacerlo. Cadmio asegura que ya tiene la capacidad,
el don, el poder, de entender a Libre, de poco a poco mantener sus primeras
conversaciones. Es decir, que si se pusiera a retocar su CV en el apartado de
idiomas pondría; Perruno, hablado nivel básico y entendimiento nivel alto. No
penséis que las conversaciones que mantienen son de una profundidad tal que
llegan a descubrir una nueva América. Fallo en la avería y siempre acabas
encontrándote con una nueva América. Pero eso no viene al caso ahora, las
conversaciones son de nivel básico, si de hecho es lo que tiene pensado poner
en el CV. Hablado nivel básico. Entendimiento nivel alto.
- No coger las torrijas de la
encimera - Cadmio le dice en idioma perruno a Libre. Es decir ladrando.
- Si al final sabes que me vas
a acabar dándome más de una, porque no las cojo por mi cuenta y asunto
arreglado - Cadmio interpreta de esa manera los ladridos de Libre. Por eso
después de él tomar una primera torrija le deja hacer. Sírvase usted caballero.
Que queden unas cuantas cosas
claras: Vivir constantemente en una especie de domingo perpetuo pero encima con
tus libertades seriamente restringidas puede acabar provocando que uno se
vuelva erudito en el aprendizaje del idioma perruno o que viva historias de
amor y de zombis que tan solo se darían en una situación extraordinaria como
esta.
Se llama Estrella porque así lo decide por
consenso. Le parece de una hermosura apocalíptica que en esta tragicomedia
surrealista de domingo perpetuo baje a tirar la basura tan arreglada, tan bien
vestida, como si tuviera una cita. Claro, una vez roto el huevo y expuesto
dentro de la sartén con el aceite lo suficientemente caliente todo empieza a
tomar sentido. Le parece ridículamente mono que lleve carmín en los labios, el
flequillo tan afinado, que ve en ella la misma belleza que entraña una estrella
fugaz. Por eso el nombre y las ganas de bajar a la calle corriendo para
acercarse a ella y decirle: Pasaba por aquí, ¿Cómo te llamas? No me lo digas,
Estrella y si no es así, hoy lo eres. Suena absurdo y lo sabe. Pero la
tendencia a lo absurdo tiene un atractivo irrefutable hacia lo imposible, lo
desesperado, de agarrar las entrañas del vacio y con ellas crear un camino que
andar y una lo imposible con lo posible. Por eso se pone las zapatillas, coge
la chaqueta y abre la puerta de casa dispuesto a ponerse a descender escaleras y,
una vez en la calle ir corriendo hasta donde se encuentre y decirle (después de
que la juventud de ella le recuerde cuando él tenía diez años menos y todo era
posible):
- Sigues aquí, creía que ya no
te vería. Vamos a tomarnos algo -
- ¿Dónde? Si está todo cerrado
-
- Eso no tiene que
importarnos, mientras no aparezcan zombis por las esquinas y estemos tú y yo
juntos todo saldrá bien-.
Se cogen de la mano y se
disponen a hacer camino sobre las entrañas del vacio.
Saludos y gracias
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