ESCUCHANDO LA LEY INNATA: DULCE INTRODUCCIÓN AL CAOS

Solo tengo ganas de llegar a casa, escuchar la ley innata. Y arrancar las hojas que están por venir de este nuevo calendario.

Masturbarme pensando en otras, por respeto a ti. Es la única manera de sentirme un poquito mejor.

Pedir algo de marihuana y fumarme uno de esos porros que tú preparabas tan bien, ¿Te acuerdas?, Era como estar en un planetario. Tú, yo y las estrellas.

Ahora me queda tu olor en la última camiseta que te dejaste en casa, la última vez que estuviste y te desnudaste para mí, y me dijiste quieres arrancarme las dudas, y yo sin decir nada empecé a besarte desde arriba hasta abajo.

Lo que sucedió fue que las dudas no desaparecieron, quizás por un tiempo, unas horas y luego volvieron. Y te marchaste otra vez... Y yo me quede otra vez con la incertidumbre, esta maldita sala de espera, y las ganas de marcar el teléfono y pedirte que vengas conmigo a escuchar la ley innata, y que me digas sin yo pedírtelo que todo dentro de tu cabeza está resuelto.

Porque escucho la ley innata mientras me fumo un porro de marihuana, abro una botella de vino y me pongo algunas imágenes sin sentido para que me atonten un poco. Pero al rato me doy cuenta, nada de esto tiene sentido sino lo comparto contigo, no puedo dejar de pensar en ti.

Y entonces me la machaco para dejar de llorar, porque ya no puedo soportar más esta incertidumbre, esta sala de espera me está encogiendo, me está haciendo muy, muy chico.

Los amigos me preguntan que porque no hacemos algo juntos, que porque no solucionamos las penas detrás de la barra de un bar como hemos hecho siempre, y me dicen: “Quizás allí encuentres a alguien que te ayude por un tiempo a llevar mejor esa espera que tanto te aturde”. Y yo les digo que no, que no lo entienden, que está vez tú no eres como las otras, tú no sé que cojones tienes pero siento que es algo especial. Si tuviera que elegir a alguien para viajar a la luna, te elegiría a ti sin dudarlo.

Así que por ahora solo me queda escuchar la ley innata, esa dulce introducción al caos, esa poesía que se te mete hasta las entrañas, y mientras se desliza por dentro de mí. Imagino tu cuerpo desnudo, cubierto tan solo por algunas hojas de arce y que sostienes una copa de vino en la mano derecha y un porro en la izquierda, y descubro que así es como quiero imaginarte, y que así volverás a buscarme.


No hay comentarios:

Publicar un comentario