ESCUCHANDO LA LEY INNATA: PRIMER MOVIMIENTO

Me levanto de la cama, son las tantas de la madrugada, desvelado, medio dormido, y en mi cama alguien ha dejado un olor a amor resudado.

Ahora recuerdo no era que hubieras estado tú u otra, fui yo que para poder tener dulces sueños me vi obligado a pajearme antes de cerrar los ojos.

No sé que hacer, me pongo las noticias, y lo único que escucho, veo, son imágenes de terror. La gente está acojonada, desquiciada, la ley del miedo a impuesto sus reglas, estos tiempos que corren no son los mejores que he visto.

Hago acopio de un porro de marihuana que está a mitad, mal apagado, y mientras le doy caladas busco con la mirada las respuestas a tus dudas, a las del mundo, a las primeras que se originaron desde que obtuvimos uso de la razón, y como decía Dylan busco las respuestas a través del viento. Intento escuchar al viento.

¿Sabes? Me llega tu recuerdo, perezoso, a trozos, y me quiero volver a la cama pero no puedo dormir si tu lado se encuentra abandonado. Para eso prefiero irme al sofá, ponerme el primer movimiento, porque ya estamos ahí, en el primer movimiento. ¿Cuánto más podré esperar?

A veces, solo a veces cuando ya no soporto más esta estancia en la sala de espera, pienso en hacer las maletas e irme a cualquier parte, a otro país, a otro mundo, quizás al nunca jamás junto a Peter Pan, o por equivocación encuentre la madriguera donde se metió Alicia. Cualquier destino es bueno mientras te pueda empezar a olvidar a ti y a la realidad.

Ya es por la mañana y no ha salido el sol, y encima hoy llueve hacia arriba, no tiene sentido que gastes el paraguas que te regale. Pero no lo olvides por si las dudas. Siempre las dudas, siempre esas malditas dudas que no te dejaran ser libre y creo que no te has percatado.

Busco en mis recuerdos, mientras poco a poco me meto en el primer movimiento, y allí estás tú, era otra época, parece tan lejana, y tan solo se trata de unos días atrás. Nos desnudábamos para reconciliarnos, para no olvidarnos y tenernos a nuestra manera. Era ese instante tu piel contra mi piel, mis labios junto a tus labios, mis manos agarrando las tuyas, y poco a poco entrando dentro, muy suave, sin prisas.


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