Has visto ya ni nos queda un viejo tocadiscos donde poner algún antiguo disco de vinilo. Todo ha cambiado demasiado deprisa y nunca nos habían preparado para eso. Corren tiempos modernos, y a veces resultan tan fugaces que todas las buenas sensaciones se nos escapan de las manos. Y el único intangible que nos queda son pedazos de cristal de lo que una vez pudo haber sido.
Ahora las estanterías de los muebles están vacías, ya no se guardan viejos libros, ahora todo está informatizado, ahorro de espacio dicen. Yo no sé si será verdad o no pero no ver tu vieja colección de películas llena de clásicos de toda la vida, no me hace sentirme bien. Es como si algo se hubiera perdido para siempre.
Dice él, ¿Siempre fue él verdad? Que echa de menos esas viejas peleas entre los tres, esos sin sentidos, esos absurdos que nos nublaban el horizonte. Esas ganas de pelearnos para poder entendernos mejor.
Quizás eso forma parte de los tiempos modernos, que tú ya no estés entre nosotros. Que te hayas marchado allí donde sabías que tenías que ir, aunque siempre he dudado si era lo que realmente querías.
Él me dice que era lo mejor. Que no estabas preparada para continuar con este caos que te generábamos los dos. Este andar de aquí para allá y que nosotros lo aceptáramos como algo normal. Dice que te superaba. Que nunca lo llegaste a entender.
Yo en ese punto discrepo con él. Hubo algo, algo que jamás llegamos a saber y dudo que alguna vez sepamos que te hizo romper con ese clasicismo que llegamos a ordenar entre los tres.
Ahora nada es lo mismo, ya no solo porque tú no estés. Sino porque todo es demasiado artificial. Demasiado informatizado. Demasiado veloz. La esencia de las cosas ya no existen, se pierden. Cada vez todo está demasiado mecanizado, y cada vez las vidas de los demás, las nuestras, dependen excesivamente de un botón. De apretar ese u otro botón.
Corren tiempos modernos y a veces me pregunto si igual que en su momento se extinguieron los dinosaurios. El fin de una era. ¿Acaso no estamos viviendo el final de nuestro tiempo? Aquellos discos de vinilo, aquellos cigarrillos de liar, aquellas bombonas de butano, aquellos videos VHS, aquellas estanterías llenas de libros. El olor de lo antiguo, de lo que una vez fue no sé si hermoso, pero simplemente fue algo, parece que desapareció. Igual que aquella vez que nos dijiste se acabo, lo nuestro se acabo. Y a él le diste un beso, y a mi me agarraste fuerte de la mano, y con una sonrisa y una lagrima sobre tu mejilla me dijiste adiós.
A veces, cada vez con menos frecuencia nos seguimos encontrando, y volvemos a abrir una botella de vino de esas tan baratas que compartíamos contigo. Sacamos su viejo tocadiscos, si aún lo guarda, ya sabes que siempre fue un romántico a su manera. Y ponemos los discos que nos recuerdan lo que vivimos contigo. Unas veces los tres juntos, otras veces cada uno a solas contigo. Dejamos que el ambiente se llene de humo, y cada uno a nuestra manera volemos a los mejores momentos que nos dejaste.
¿Qué como anda él? Ya sabes que siempre fue el mejor superviviente de los tres. Aunque cada vez le pierdo la pista más a menudo, siempre que vuelvo a saber de él, no sé como lo hace pero acaba saboreando lo mejor de la vida. Quizás él si ha sabido adaptarse a estos tiempos modernos. Si, lo sé, y creo que tú también aunque nunca lo quieras llegar a aceptar, para no perder la esperanza. Pero jamás te escribirá, es su manera de decirte que jamás te perdonará que te fueras de la manera que te fuiste.
Yo no sé si he aprendido a perdonarte, porque ese día fue insoportable. Y todavía a ratos sigue doliendo. Pero no puedo dejar de saber de ti, no puedo, porque a veces pienso que si no me he adaptado a estos tiempos modernos es porque tú dejaste de estar a mi lado.
P.D: Espero que el sello te traiga recuerdos de ese orgásmico viaje que una vez tuvimos los tres. Uno para ti, el otro para ti, los dos para ti. Siempre por ti.
Ahora las estanterías de los muebles están vacías, ya no se guardan viejos libros, ahora todo está informatizado, ahorro de espacio dicen. Yo no sé si será verdad o no pero no ver tu vieja colección de películas llena de clásicos de toda la vida, no me hace sentirme bien. Es como si algo se hubiera perdido para siempre.
Dice él, ¿Siempre fue él verdad? Que echa de menos esas viejas peleas entre los tres, esos sin sentidos, esos absurdos que nos nublaban el horizonte. Esas ganas de pelearnos para poder entendernos mejor.
Quizás eso forma parte de los tiempos modernos, que tú ya no estés entre nosotros. Que te hayas marchado allí donde sabías que tenías que ir, aunque siempre he dudado si era lo que realmente querías.
Él me dice que era lo mejor. Que no estabas preparada para continuar con este caos que te generábamos los dos. Este andar de aquí para allá y que nosotros lo aceptáramos como algo normal. Dice que te superaba. Que nunca lo llegaste a entender.
Yo en ese punto discrepo con él. Hubo algo, algo que jamás llegamos a saber y dudo que alguna vez sepamos que te hizo romper con ese clasicismo que llegamos a ordenar entre los tres.
Ahora nada es lo mismo, ya no solo porque tú no estés. Sino porque todo es demasiado artificial. Demasiado informatizado. Demasiado veloz. La esencia de las cosas ya no existen, se pierden. Cada vez todo está demasiado mecanizado, y cada vez las vidas de los demás, las nuestras, dependen excesivamente de un botón. De apretar ese u otro botón.
Corren tiempos modernos y a veces me pregunto si igual que en su momento se extinguieron los dinosaurios. El fin de una era. ¿Acaso no estamos viviendo el final de nuestro tiempo? Aquellos discos de vinilo, aquellos cigarrillos de liar, aquellas bombonas de butano, aquellos videos VHS, aquellas estanterías llenas de libros. El olor de lo antiguo, de lo que una vez fue no sé si hermoso, pero simplemente fue algo, parece que desapareció. Igual que aquella vez que nos dijiste se acabo, lo nuestro se acabo. Y a él le diste un beso, y a mi me agarraste fuerte de la mano, y con una sonrisa y una lagrima sobre tu mejilla me dijiste adiós.
A veces, cada vez con menos frecuencia nos seguimos encontrando, y volvemos a abrir una botella de vino de esas tan baratas que compartíamos contigo. Sacamos su viejo tocadiscos, si aún lo guarda, ya sabes que siempre fue un romántico a su manera. Y ponemos los discos que nos recuerdan lo que vivimos contigo. Unas veces los tres juntos, otras veces cada uno a solas contigo. Dejamos que el ambiente se llene de humo, y cada uno a nuestra manera volemos a los mejores momentos que nos dejaste.
¿Qué como anda él? Ya sabes que siempre fue el mejor superviviente de los tres. Aunque cada vez le pierdo la pista más a menudo, siempre que vuelvo a saber de él, no sé como lo hace pero acaba saboreando lo mejor de la vida. Quizás él si ha sabido adaptarse a estos tiempos modernos. Si, lo sé, y creo que tú también aunque nunca lo quieras llegar a aceptar, para no perder la esperanza. Pero jamás te escribirá, es su manera de decirte que jamás te perdonará que te fueras de la manera que te fuiste.
Yo no sé si he aprendido a perdonarte, porque ese día fue insoportable. Y todavía a ratos sigue doliendo. Pero no puedo dejar de saber de ti, no puedo, porque a veces pienso que si no me he adaptado a estos tiempos modernos es porque tú dejaste de estar a mi lado.
P.D: Espero que el sello te traiga recuerdos de ese orgásmico viaje que una vez tuvimos los tres. Uno para ti, el otro para ti, los dos para ti. Siempre por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario