EL EDÉN

La última alma humana lavo la manzana que había elegido cuidadosamente entre toda la inmensidad de variables posibles, daba igual hacía que dirección dirigiera la vista, solo habían manzanos, uno detrás de otro, algunos incluso superpuestos, el plano espacial se había indigestado, y ya había descubierto que nunca podría salir de ese bucle en el cual se había metido.

Llegó reptando, marcando zig zags al libre albedrio, cuatro metros de masa gelatinosa se enroscaron alrededor de él, y le robaron el primer mordisco de la manzana. Entonces él la miro fijamente a los ojos:

- Por qué te elegiría a ti, en lugar de ella

No hay comentarios:

Publicar un comentario