EL GRITO

Afuera está el grito, y alguien desde su burbuja de plástico deja escrito en Facebook, que no tiene sentido salir a la realidad. En la tele anuncian pastillas para llevar mejor lo que vendrá, y por más zapping que hagas no te sentirás mejor.

El grito que yo te digo está aquí dentro, en este garito, pincelado, dibujado, sumergido en un cielo que no había visto inventado con anterioridad. Detrás lo ves, es decir hablo del reflejo, el llanto, las lagrimas, y el rastro de las palabras que fueron borradas con plastilina. No conocía esta forma de decir te quiero con tanto miedo.

He vuelto del baño y no me digas que estoy loco, porque viniendo de ti no lo podría soportar, pero te juro que me he encontrado con el niño del adulto que dibujo ese grito, tenía ocho años, y me ha dicho en un idioma que jamás volveré a poder entender que los monstruos del armario están fuera, están fuera, que nos demos prisa o si no caeremos todos por ahogar el último grito que haga estallar esas malditas burbujas de mentira.

Lluvia de aguijones en Madagascar, el titulo de tu último relato, me lo has dejado guardado en el bolsillo de la chaqueta, como si se tratara de una nota con una posdata final, “salgamos de aquí y busquemos juntos nuestro propio grito interior. Que hay mucho por salvar”.

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