EL NIETO


Te acuerdas de los trajes de superhéroes que tejía la abuela del segundo derecha para su nieto y ninguno le sentaba bien, por más que lo intentara. Hasta que llegó un día que le dijo, abuela en serio, déjalo ya, déjalo ya, porque por más que lo intentes, yo no sirvo para cambiar este mundo. Y ella se levantaba de la mecedora en lágrimas, casi gritando, no deberías decirte esas cosas a ti mismo. Hasta que llegaba la madre y le decía, ya has disgustado a tu abuela, no te tengo dicho que la dejes en paz, que la pobre ya es mayor. Y fue entonces cuando comenzó a descubrir porque los hombres cansados cierran los bares todas las noches que les es posible.

El otro día no hace mucho me lo volví a encontrar delante de la barra de un bar, haciendo crucigramas y sudokus, leyendo tebeos de superhéroes retirados. Le pregunté por su abuela, que tal estaba, que mujer más alegre, y agachó la cabeza y me dijo que murió hace unos años, que le preguntaron al médico que había sido, y este les contestó que había muerto de tristeza. Te lo puedes creer, continuó diciéndome, y yo que creía que solo los perros morían de tristeza. Después de eso se acaba de un trago la cerveza que le queda. Me despido, con una palmada en el hombro, le deseo suerte, y que le vaya todo bien, y le dejo ahí, encerrado en su mundo tan particular que por lo visto solo tienen cabida  los fantasmas a los que se entrega después de cada trago de más.

 Mientras nos acurrucamos en el sofá para ver la película que echan por la televisión, y te digo al oído que fácil es el mundo cuando me siento así contigo al lado, cortan la emisión por una noticia urgente, hace unos minutos alguien intento atentar contra el primer ministro, y tú puntualizas poniendo el dedo en la llaga, porque no lo llaman por su nombre, el hombre del saco, el gran dictador. La noticia prosigue, gracias a Dios nadie resulto herido de gravedad, y que antes de coger al presunto criminal que hizo explosionar el coche bomba, se pegó un tiro volándose la cabeza, todavía se desconoce su nombre, pero si se sabe que dejó la siguiente nota. P.D: “Abuela, al final conseguí ser un héroe, o al menos lo intenté, espero que lo hayas podido ver allí donde estés, y te sientas orgullosa de mí. Te quiere tu nieto”. Apago la televisión, hoy creo que aunque se callase el ruido, no tendríamos señal alguna de esperanza.

Saludos y gracias

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