Sacristán se sienta sobre la
silla que hay junto al piano, y arranca con un bolero bajo la clandestinidad
del local que está vestido de tonos marrones contrastados con el blanco de las
paredes, y la busca con la mirada y Penélope le responde de la misma manera que
lo hace cada noche, son doscientos segundos como si se tratara de doscientos
años, hasta que irrumpen por la puerta con ordenes de cerrar el local, que se
pare la música, que se deje de festejar y lo enseñan con porras y algún que
otro disparo al aire con pistolas de fogueo, y todo poco a poco se transforma
en gritos, violencia opresiva,
detenidos, algún que otro labio partido por la mitad, y el sargento se acerca a
Sacristán y Penélope que están bailando pegados al ritmo de las notas que marca
el bolero, y les dice dejar de estar haciendo lo que estéis haciendo y apagar
el sonido de ese maldito piano, y Sacristán le responde aunque traigáis el
infierno aquí abajo, jamás, jamás conseguiréis que este bolero deje de sonar.
Saludos y gracias
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