LA LUNA

Me gusta la luna cuando no asoma y no se le ve, y nos entra insomnio y nos quedamos despiertos todo el día, jugamos al backgammon y siempre te enfadas porque pierdes y dices que es un juego estúpido.

No está nada mal cuando la luna entra por la ventana sin pedir permiso, se desnuda sobre nuestra cama, y se queda preñada de tus caderas, de tu escote, de tu mirada fija que no dejaría pasar ninguna mentira, de tus labios carnosos y húmedos, de tus manos diciéndome en el idioma de los mimos que vaya despacio, lento, que me quieres agarrar y no soltarme.

O los días que transforma la ciudad, como si se tratase de una película de gánster, en el Chicago de Al Capone, y me obligas a salir a la calle vestido como uno de ellos, y siempre me dices solo por cómo te queda el sombrero ya tengo un motivo para no dejarte escapar, y sabes de vez en cuando a las chicas nos gusta sentir que tenemos a un tipo duro a nuestro lado protegiéndonos y que le gusta pasear por la calle cogiéndonos del brazo.

Y esas noches que cambia de color continuamente, tonos plateados, en azul, un poco verdosa a ratos, incluso si se pone un tanto tímida puede llegar a parecer que tiene algo de rojizo, y tú llegas a casa después del trabajo, y te gusta ver que me he acordado de ti, que he preparado la cena, dos copas de vino listas para abrir el apetito, y un pequeño detalle que saco junto al postre, y me preguntas qué es, y te comento es un trozo de luna, y cambia de formas, y me lo dices todo con un beso.

Saludos y gracias