Queda la infraestructura de
tus ojos bañados en lagrimas, tus manos temblando recogiendo los últimos restos
que te pertenecen, la odisea de lo que nos prometimos que seríamos y así se
quedó todo, sabes a lo que me refiero, todavía veo las flores marchitadas y me
recuerdan tanto a nosotros, que prefieres aferrarte a que tuvimos mala suerte,
a que el destino no estaba hecho para nosotros, y que aunque fuimos cómplices,
de esos que pasean por las aceras cogidos de las manos, que se hacen fotos
juntos y las cuelgan en las redes sociales, se lamen las heridas que deja la
vida, todo por no ser capaces de comprenderla, luego cuando se está al borde
del abismo, finalmente uno se queda solo.
Quedan los renglones torcidos que escribimos
juntos en ese diario que fotografiaba nuestros anhelos, nuestros pequeños
vicios, y los latidos que dejaron esos signos de felicidad que rescatábamos
entre el vaho de los grises, los besos que retratábamos cuando descubríamos el
amor en las películas de los domingos por la tarde, y ese lienzo, esa mancha,
que se despoja de dos personas que antes de odiarse se quisieron, los mapas
astrales que escondían los tesoros que marcábamos con asterisco, claro que también, también, hay rastro de las
pisadas que nos llevaron al fracaso, tan solo quería decirte que aunque te
vayas donde jamás pueda encontrarte, tu sombra se quedará conmigo, y aunque no
estés de acuerdo, no podrás hacer nada, porque eso ya no es decisión tuya.
Saludos y gracias
Nos acompañara la sombra
ResponderEliminarUn abrazo
Plenamente identificado con el primer párrafo.
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