No puedo retenerte conmigo, lo
hemos intentado los dos pero el resultado es horrible, como comprar la entrada
para una película que luego resulta insatisfactoria, pero en este caso, el problema,
si se podría llamarlo así es que los dos queremos estar dentro de la misma
conjugación, que cuando se llegue al nosotros se refiera a ti y a mí, y con el
ellos, y el vosotros suceda lo mismo, y ese juego de la intermitencia que nos
manda a cada uno a un lugar diferente, hasta, hasta que encontremos un agujero
en la moqueta negra y quepamos los dos por él.
Ahora soy yo el que está aquí fuera fumando el
cigarro, buscando el vaho que me haga retroceder en el tiempo y en la historia
y llegar así de nuevo hasta ti, volver a ser seres magnéticos, polos opuestos
que se atraen y tú despegándote de esas luces que te atrapan, y donde está él
embutiendo lo vuestro en confeti y un escenario de papel de celofán, y deja de
preocuparte porque paso las noches encerrado en los bares, con el clan de los
Malkavian, no me volveré más loco que si me tocara llegar a casa y tumbarme en
la cama y saber que yo te hice pasar por esta misma intermitencia que estoy
pasando ahora.
No sé rellenar esos renglones,
esos elementos que van de dos en dos, si tú no estás sentada aquí debajo de las
faldas de la cama, mirando al espejo de encima de la cómoda sabiendo que cuando
vuelvas uno de los dos necesitara volverse a ir para luego poder volver, y no
te pienses que soy el único, hay muchos otros como yo en la cuneta, sentados y
apagando colillas contra el asfalto, quizás por eso todo esté en crisis, porque
es últimamente con desamor y tristeza como se está escribiendo este mundo,
habrá que cambiarlo, podríamos empezar a hacerlo tú y yo cuando regreses y esta
vez decidamos que no habrá más intermitencias.
Saludos y gracias
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