EL BOTÓN DE HIROSHIMA



La distancia artificial duele, yo me volatizo con tanta facilidad que incluso me asusto cuando me sucede, luego vuelvo a ese margen, a ese otro lado del río, y te observo cómo te agarras fuerte de su mano, cómo haces con él todas esas cosas que me gustaría que hicieras conmigo, y el viento trae esos ojalases donde eres tú ahora la que te desvaneces, prendemos la memoria hasta que se convierte en ceniza, y cuando vuelves a tu parte del río, agarrada de la mano de aquel tipo que en otro paralelo fue mi Lex Luthor particular, observas como en el lado del río que me pertenece, ella busca mi hombro, mi abrazo, mis labios, mis manos, y cuando se cruzan nuestras miradas nos hemos convertido en dos desconocidos que jamás supieron el uno del otro, alguien apretó el maldito botón de Hiroshima.

Saludos y gracias

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