SALÍAS



Salías del muro donde estaba dibujado tu nombre como un reflejo, y poco a poco te ibas materializando, según caminabas, avanzabas por la misma calle que reflejaba con sus luces las entradas de los diferentes eventos que marcaban las estaciones del año, de la misma manera que lo hacía la jauría encerrada en verjas de latón, según sus gritos, sus alaridos, sus aullidos, habían desequilibrado el habla, y en un acto de rebeldía oprimida habían decidido descatalogar las palabras, aniquilarlas, dejarlas fuera de su función.

Salías temprano, recordando que existía el alba, que a esas horas también mataban a gente, o las incineraban después de desahuciarlas, un triste final que se acumulaba en el currículum vitae de los mismos hijos de puta de siempre, viajabas en metro, siempre en la misma línea verde, siempre en la misma parada, siempre en el mismo vagón segundo y a ser posible sentarte en el mismo asiento, y abrir el libro por la misma página de siempre, porque te habías encaprichado de un pasaje que partía de allí y terminaba un par de hojas después.

Salías por el mismo túnel oscuro, subías por las mismas escaleras, que tus pies ya se sabían de memoria, de hecho, habías descubierto que ellos podían llegar a tener mucha mejor memoria que los viejos recuerdos que se iban difuminando en el continuo estallido que produce el pasar del tiempo, una vez arriba, olfateabas el cielo, y te encantaba señalar que no siempre encontrabas flotando las mismas percepciones, ahí todo mutaba, cambiaba, se transponía, y aquí a veces le dejabas jugar al azar, que eligiera él, indomable como era tu nuevo destino.

Salías de ese animal complejo que es la casualidad,  y a veces te cruzabas por el mismo cristal donde te podía ver, y siempre se me ocurría seguirte, perseguirte, espiarte, lo sé, lo sé, me lo habías dejado claro, nunca pasaría, pero por eso mismo, como siempre creí en el error como una nueva intersección a un lugar mejor, crear un escenario nuevo basado en una figura circular, aunque dolía más de lo que podía soportar y racionalizar el que fueras como el aire y pasases por mi lado pero nunca te quedases junto a mí, no podías ni podrás robarme la idea utópica de que tú y yo seamos un día cualquiera las figuras centrales de ese paisaje circular.

Saludos y gracias

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