Déjame amarte solo esta noche,
luego me iré, me recordarás como una historia bonita para contar a tus amigas
mientras fumáis cigarrillos mentolados en alguna terraza y bebéis cerveza con
algún zumo raro.
Si me sujetas el bolso te lo
agradecería, estos zapatos me están matando, creo que seguiré el paseo
descalza, ¿Por qué tú por casualidad no tendrás unos zapatos de mujer de sobra?
-
No, pero desnúdame con tu mirada.
¿A dónde quiere que vayamos? A
mí me gustaría que robásemos una gramola de algún escaparate de viejas antigüedades,
pero claro donde se encuentra eso a estas horas y en esta ciudad, o simplemente
podríamos ir a pasear, aunque no sé si esos zapatos te aguantarán como
deberían.
-
¿Qué harías con la gramola?
-
Llevarla a mi casa e invitarte a escuchar
música.
Señorita disculpe, creo que
este zapato puede ser el suyo. Tranquila puede apoyarse en mi hombro mientras
se lo pone, ¿Sabe?, no todas las noches tengo la suerte de encontrarme después
de media noche por medio de una calle desierta una chica tan arreglada, tan
hermosa y que pierde un zapato como cenicienta, aunque supongo que ya tiene
planes, si le parece podríamos ir a algún lado.
-
La noche se me ha torcido como un tobillo, así
que… ¿Por qué no?
Saludos y gracias
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