EL RÍO Y TUS NALGAS



Los flashes de las cámaras japonesas, tú pensando en Moby Dick, la calle olía a aceites y ahumados, había tanta gente que resultaba fácil perderte, por eso te dije agárrate fuerte de mi mano, y en ese momento solo se me ocurrió que podríamos ir a pescar, quizás sería una buena idea, y que cuando nos cansásemos de que los peces no picasen el anzuelo, desnudos meternos dentro del río, acariciar tus nalgas, morderlas como lo haría un pez de pecera, sentir tu mano sobre mi barba, y quedarnos así como puntos suspensivos tendidos en el aíre.

Saludos y gracias

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