El lance era entre dos, de eso
no había dudas, lo habíamos hablado antes de que nuestros cuerpos se
encontrasen desnudos y a distancia de quemarropa, pactar con el sexo. Callar
con nuestros labios nuestros diablos, si se podía osar tal afrenta, estábamos
dispuestos al menos a intentarlo, no resultaría fácil, y no tendría por qué
serlo. Pensaba, demasiadas heridas marcaban tu cuerpo hermoso, y el mío también
tenía las suyas, la noche pesaba menos en ese momento, cuando comenzaste a
masturbarme con la boca, y al fin, al fin, tenía la mente en blanco.
Saludos y gracias
Siempre hay que intentarlo, el "no" ya lo tenemos, el "si" puede venir tras el intento.
ResponderEliminarMuchos besos!