DETRÁS DE LOS OJOS DEL PERRO ABANDONADO



La tristeza que encontré en esos ojos de perro que habían abandonado unos malditos en el arcén de una carretera, me recordaron las tardes en aquella vieja habitación de la cual reclamábamos la llave al recepcionista que se encontraba abajo a un precio que nos podíamos permitir, y luego una vez arriba después de abrir la ventana para que entrase la noche, éramos como dos sombras desnudas que se amaban en un dialogo sin palabras dos funambulistas que en secreto y en silencio hacían equilibrios imposibles que tan solo se repetían en nuestros cuerpos sonámbulos caminando por los cables de las antenas tratando de crear códigos que tan solo nosotros entendiésemos y pudiésemos descodificar (si hiciera falta) para no despertar jamás de ese sueño.

Saludos y gracias

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