No nos rompamos que nos
haremos daño, cae la manzana del árbol y la ley de la gravedad como brazo
ejecutor comienza a devorarnos por las costillas, sabroso delirio resuena en
forma de eco mientras afuera parece que los edificios estuviesen cobrando vida
y nos quisiesen no solamente espiar sino atemorizar, ¿Has visto sus ojos del
mismo color que el suicidio colectivo? Igual que el rebaño que lo llevan hasta
el acantilado y luego van cayendo uno por uno, sin que nadie destruya el efecto
dominó. Tal vez, no sería tan mala idea cambiar de café.
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