No entiendo los silencios como
respuesta, me crispan, fomentan que me entren ganas de salir a la calle y pegar
puntadas a algo que ya le hayan dado puntadas y no le extrañe que yo añada un
poco más, ¿Qué llevarán detrás? ¿Qué esconderá ese proceso de lentitud de
muerte extraña de las palabras que arrastra con ello los silencios? Una vez me
dijeron que surgen porque no se sabe lo que decir y entonces no oponen la
suficiente resistencia a ello y callan, envolviéndolo todo en una atmosfera
otoñal, porque siempre pensé tal vez equivocadamente que el silencio viene del
otoño, como la nostalgia y melancolía viene del invierno.
El caso que pensando en los
silencios tan solo sé por más que me los encuentro en las respuestas que recibo
más difícil se me hace formular y recrear nuevas preguntas, nuevas
oportunidades, crear y plantear escenarios mejores, ¿Dónde moverse y crear si
el silencio es como la nada y allí tan solo encuentro agujeros negros? Entonces
tan solo me queda una opción la de abrir con mis manos la boca enorme de esos
agujeros negros y preguntar quién hay ahí dentro o qué hay ahí dentro, y la
única respuesta que me llega es el eco de mi voz y luego una vez más el
silencio.
Son esos mismos silencios los
que me oprimen el pecho produciéndome una sensación de ofuscación y extrañeza,
decantándose en un sentimiento de migración parecido al de las aves, aunque no
estuviera dentro de mis planes ahora mismo, es como si me surgiese la necesidad
imperiosa elaborada bajo el conjuro de la irracionalidad de irme volando a otro
lugar donde no me alcance este año ni el otoño que se aproxima ni el invierno,
a una tierra desconocida, a las antípodas de todo lo que conozco, supongo que
aun empezar de cero, pero entonces es cuando creo mis propios silencios, me
engullo dentro de ellos y comprendo perfectamente porque un ave se siente tan
perdida cuando a raíz de un accidente se ve obligada a realizar dicha migración
en solitario sin ningún tipo de compañía.
Saludos y gracias
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