Retozamos en el sofá y el niño
del cuadro llora para siempre entre esas paredes pintadas de verde oliva
mientras se escucha el ruido del futbolín, me equivoco a menudo y los domingos
me aburro demasiado porque tú no quieres lo mismo que yo quiero, juguemos a las
canicas como si fueran nuestro universo rodando, buscar tus ojos tu mirada tu
sexo que me lleve hasta el infinito, mandar a tomar por culo a la gravedad y si
vuelo hasta a ti como las canicas que ruedan, me acomodo entre tus muslos que
desnudo y te hablo de esa casa vacía para que la llenemos nosotros dos con
nuestras historias y cuentos que no pueda soportar la realidad así compondremos
fines de semana circulares y el resto de la semana no existirá.
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