Leer las líneas al revés y
subirse al taxi equivocado. Dos desconocidos esperando que el semáforo se ponga
en rojo para quedarse parados. Te sientas
en el paso de cebra y te abrazas por las rodillas haciéndote oruga. El frío del
salón desolado se cuela por los huesos. Y los guantes están deshilachados y con
el último lavado han perdido su color. Me sigo preguntando si la ciudad no
duerme porque nosotros no sabemos hacerlo o nosotros no dormimos porque la
ciudad no duerme. Ayer fue mañana si coges ese avión. Fallo en la concordancia
verbal.
Dos desconocidos en medio de
un bosque lleno de tiendas cines con el cartel de cerrados obras de teatro
canceladas y la operación en un gran cartel que cuelga de la fachada de un
edificio de proporciones de dinosaurios el proyecto de un nuevo centro
comercial. Subirse de nuevo al taxi equivocado y las líneas escritas en las
tazas de café ilegibles como los sobres de azúcar con sus respectivas citas. El
secreto de la vida en dos renglones torcidos. Tu mirada una pupila que quiere
gritar.
Mañana será ayer si hubieras
cogido ese avión. Contradicción en la capsula espacio temporal. Dos desconocidos
en una cafetería por un momento la creíste llena de tortugas. Era necesario
saber alemán para entenderse en este estúpido mundo o eso nos querían hacer
creer. Únicamente saltarse este insostenible silencio. Que el desenlace no sea
una flecha que sale disparada y uno de tus pechos acaba sangrando. Sino decirte
sin un porqué que eres mi sueño mi estupidez mi acierto mi error mi futuro
dentro de mi pasado mi presente (pero no el artificial)...
Dos desconocidos que dejaremos
de serlo cuando la ciudad cierre sus ojos y se vaya a acostar.
Saludos y gracias
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