Tengo muchas cosas por hacer,
estoy ocupado, no tengo tiempo para nada. ¿Qué tipo de vida es esa?. Y después
si preguntan responden que estoy cansando. Ahogarse en definitiva uno mismo en
sus propias palabras. ¿Por qué hemos aceptado sin más abrazar la cultura del
sufrimiento, de la competencia desleal? Ni tan siquiera ya un animal salvaje
carnívoro hambriento da tanto miedo, produce tanto pavor. La selva es ahora
estas malditas jaulas de asfalto. Estas malditas reglas que nos condenan a no
descubrirnos, a perdernos, a ser los títeres y marionetas que ellos poco a poco
nos impongan. Acabáremos siendo muñecos de cera instalados en sus museos (fábricas
industriales, oficinas, cubículos, colas del paro, etc..) y tan solo, tan solo
reconoceremos de nosotros mismos el rostro que se reflejaba en los espejos y a
lo mejor ni eso. Nos quedaremos esperando a que algo ocurra, y tal vez eso
suceda cuando se nos queden mirando niños y niñas con dudas y miedo en sus ojos
que se llenen de preguntas sobre lo que será de su futuro si nos hemos
convertido en estatuas, tal vez entonces haremos que vuelva a ocurrir algo.
Mientras tanto...
Se termina noviembre y aunque
sé que no estás me imagino dentro de tu abrazo, pero también es cierto que me
sigue molestando que el vecino se ponga temprano a utilizar el taladro y el
martillo golpeándolo contra la pared, sufrir insomnio en estas noches frías y
despertarme escuchando un lamento que no sé de donde viene pero muerde como el
viento de noviembre, después, un rato largo después vuelvo a dormirme, creyendo
tener al levantarme para empezar el día todos los síntomas de una gripe que no
me dejará escapar, el café seguirá siendo descafeinado y las letras tratarán de
recordar que termina noviembre, y que de las pocas cosas que me importan para
que todo tenga sentido, una de ellas sería la de quedarme a tu lado después de
haberte hecho el amor de nuevo o por primera vez, y si eso sucediese hoy, tengo
que confesarte que extrañamente desearía decirte lo siguiente: Sabes, no me
importaría que me matarás ahora mismo, no me importaría morir en tus brazos
cubiertos por mi sangre. A lo que si tú respondieses: No digas esas cosas, no
vuelvas a decir esas cosas. Entonces cerraría los ojos fuertemente intentando matar
el mañana para retener el ahora, y hacer del ahora un para siempre.
Saludos y gracias
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