Esperaba en la calle, se había
adelantado unos minutos antes de lo acordado, quería dar una buena primera
impresión y que comprobase que era puntual, dado lo arduo y difícil que había
resultado conseguir aquella primera cita, eso sí, lo que no sabía es que ella
encima llegaría con retraso. Hacía frío y para entretenerse a la vez que se frotaba
las manos se comenzó a cuestionar casi toda una vida.
Qué hubiera pasado si hubiese
terminado ese master sobre la extraña mitología de los canguros, estaría ahora
en Australia recorriendo el hábitat natural de estos impresionantes saltarines
fotografiando y estudiando en vivo sus andanzas y sus cotidianas costumbres,
estimulando así su inquietud y absorbiendo el tiempo libre que le quedase en
una casa de dos plantas con su querida mujer, su perro, y el salón tal como
siempre había diseñado en su mente junto a sus complementos y elementos
imprescindibles para poder llamar aquello hogar.
Qué hubiera sido de él si
cuando tuvo la oportunidad de convertirse en funambulista aquel día que le
pararon por la calle y le hablaron muy seriamente de vivir constantemente unos
metros por encima del suelo, se encontraría ahora mismo haciendo malabares con
todo aquello que soñó y cumpliendo todas esas cosas que ya se habían caído a un
pozo oscuro y aunque todavía le resultaba codicioso rescatarlas y llevarlas a
la práctica, era tal el riesgo y la profundidad de la oscuridad que había que
atravesar para alcanzarlas que el pánico le estrangulaba y no le dejaba actuar.
Qué hubiera sucedido si
aquella linda chica que le paró en medio de la calle esta mañana mientras daba
un paseo en busca de alguna tienda que tuviese jengibre y canela en rama, pronunciándole
un breve discurso sobre Greenpeace y él con ganas de comentarle si era
consciente de todos los residuos tóxicos que se vierten sobre el más que dudoso
funcionamiento de dicha organización, pero por no entrar en bronca con tal
belleza extraída de los cuentos de sirenas y cuando la conversación ramificó en
un extraordinario y tú qué haces a qué te dedicas, una sonrisa provocativa por
parte de ella las ganas de cepillarle el cabello todas las mañanas de domingo
en algún patio trasero de una hermosa casa mientras hiciese buen tiempo y la
erección incontrolable, llevaban a que se preguntase que hubiera sucedido si le
hubiese pedido el número de móvil.
Por todos esos hubieses
incompletos o porque mira el reloj y se retrasa más de lo normal, comprueba que
tiene un mensaje de ella diciéndole que llegará con retraso y que disculpe, le
recuerda lo difícil que había sido poder quedar con ella para una primera cita
después de un mes intentándolo pero siempre tenía algo, o clase de aerobic o de
fitnes o curso de idiomas o horas extras en el trabajo o dolor de cabeza o
cansancio acumulado o simplemente estaba ocupada, pero eso sí, siempre dejaba
claro que quería quedar con él pero posponiendo el cuándo y el cómo, una y otra
vez, una y otra vez, y no sabe explicarlo si la suma de todos esos recuerdos
que si tuviera que reconocerlo reconocería que le enfurecían junto a esos
hubieses incompletos propició una formula cuya variable acabase resolviéndose con
él cansado de tener que esperar retirándose a casa y con el pensamiento
inexplicable de porqué a partir de esa misma noche comenzaría a reciclar la
basura, dos horas más tarde y tras recibir varios mensajes con el claro cabreo
por parte de ella por el plantón que él le había hecho, se preguntó mientras
apagaba la luz y se metía entre el edredón y las sabanas, ¿Qué hubiera pasado
si hubiese esperado a que ella viniese, tal vez estaría ahora mismo acurrucándose
a ella para que la noche no resultase tan tediosa y fría? Quizás demasiado
rápido para una primera cita, pero lo cierto era que odiaba dormir solo.
Es tremendo, de verdad... es como ver un montón de puertas y sólo puedes abrir una cada vez. Y si..y si...y sí...
ResponderEliminarSe desprendieron unas tejas del edificio...y aplasto el cráneo a aquel hombre, ¿y si la dueña del estanco, del que acababa de salir, hubiera tardado un poquito más en darle el cambio?