Alguien habló de Mao y se lo
permitieron las miradas inquisitivas, otros postulaban algo sobre el tao y el
budismo, y yo tan solo pensaba que al día siguiente nos quedaríamos abrazados
en el andén que nos tocase esperar hasta que llegase tu tren y te tuvieses que
marchar. ¿De verdad tenías que ir a esa selección de personal? Simplemente no
lo podías dejar pasar y ya saldría otra oportunidad. Dijiste que ya habíamos
hablado suficiente sobre el tema y que no querías volver a ello.
Algo ha cambiado y dudo que
sea a mejor, ahora alguien habla de lo cansado y asfixiante que es trabajar
para una gran corporación, otros de trajes que tienen que recoger en la tintorería
y del ERE que tiene en mente los jefazos de su empresa y lo asustados que
están, por no hablar de las colas del paro que dan la vuelta a la manzana. Tú
ya ni tan siquiera andas en estas conversaciones. ¿Qué fue de ti?. Afuera
todavía hay gente que cree que un cambio es más que necesario y sigue tratando
de ocupar las calles aunque los intenten aniquilar con pelotas de gomas,
porrazos y expedientes sancionadores. Pero ya nadie de los aquí reunidos habla
de eso.
Antes todo era mucho mejor.
Tal vez el paisaje fuese demasiado sentimental y utópico. Pero al menos
hacíamos pintadas en los muros contra las medidas del dictador (la actual democracia)
y tratábamos de poner en jaque los códigos de represión. Sobre todo, sobre
todo, nos quedábamos las noches abrazados como lo hacen los enamorados teniendo
más que claro que no cogeríamos ningún tren que nos llevase a lugares en los
cuales no creíamos y odiábamos.
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