Mutamos para adaptarnos, y los
hoteles los sigo viendo desde fuera cada uno con su diferente calificación de
estrellas, y todos me siguen pareciendo azules. Pinocho sigue viviendo en la
Casa Blanca de Washington (uno de sus muchos lugares) y ayer me aburrió sus
mentiras cuando lo vi salir por la televisión, siempre lo mismo, siempre las
mismas malas bromas pesadas, y lo más triste que todavía hay gente que le cree.
¿De verdad que no quieres venir aquí para que tan solo esté pendiente de ti y
deje de tratar de entender todo lo demás? Los peores años jamás existieron
cuando estaba contigo y soñabas camas rojas en hoteles azules.
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