JUEVES



Su mundo lo habitaban osos gigantes protegiendo a niños abandonados. No había nieve. Ni lluvia. Ni desiertos. Ni calor ni frío. Fue designado por las lunas de Júpiter. Cubierto y protegido por una Diosa que no tenía nombre. Una capsula donde no podía entrar ni el bien ni el mal. Tan solo, tan solo te puedo contar eso. Pero no tengas dudas de que parecía hermoso.

Todavía recuerdo como la niña que tenía cogida de mi mano cuando la acercaba a aquel lugar en el barco que íbamos. Se despidió diciéndome: Que pena que no puedas venir conmigo, pero tú ya te has hecho adulto. No pude evitar que me asomasen unas lágrimas al decirle adiós para siempre, pero al menos durante el viaje de vuelta me quedaba la sonrisa de saber que sería feliz.

Saludos y gracias

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