EL ALAMBRE



Fingía cuando te decía que no teníamos nada que perder, ir caminando por encima del alambre tiene esa inseguridad que produce ver hacía abajo, quedábamos para aprender a barritar y como esos seres tan hermosos íbamos descalzos, desnudos y nos sentíamos enormes, como si pudiésemos tocar el cielo, entonces todas las puertas que abríamos llevaban a un buen lugar. Ahora el pasillo es un lugar vacio, que no solo extraña tu sombra si no también mis pasos seguros.

Las caricias nunca deben de ser circunferencias perfectas, porque si no se desprende el misterio, la magia que nos atrajo, nos halló, como todos los discos azules que escuchábamos sin importar que su cara b sonase a fatalidad, era un embrujo que los encuentros con la inclinación adecuada desactivaban.

Si el tiempo es un círculo, que lo es, no lo dudemos o nos perderemos. Mira hacia arriba, mira de la misma forma que lo creíste hacer una vez, la misma que descubriste por primera vez que tenía miedo y ahora te darás cuenta que no lo tengo, porque la sorpresa infinita se encuentra encima del alambre.

Saludos y gracias

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