EL HOMBRE DE LA VENTANA



Llegaron los camiones que tiraban agua a presión contra la masa de gente. Solo bailábamos. Festejábamos. No quisieron escucharnos y nos apuntaron con sus mangueras gigantes. Se repetía la triste historia de la represión. Un cadáver. Una memoria. Hombres con uniforme de policía. Todos los detalles que acontecían era importante no olvidarlos. No dejar que se perdieran por las mentiras que contarían al día siguiente los medios. Por eso aquel hombre que lo observaba todo desde la ventana era tan importante.

Se colaron vestidos de paisanos. Con sus bigotes de fascistas occidentales. Dieron el visto bueno a los gases. A los golpes y la violencia gratuita. Todavía nos quedaban las pintadas de los muros que no iban contra el amor y la paz que son lo mismo en todos los puntos que unían el círculo que estábamos dispuestos a trazar. Derribar el triangulo piramidal. Mama tengo mucho miedo la voz de un niño adulto. Los poemas que podían convertir la sangre azul en roja tiñendo así las calles (sin necesidad de matar o herir a nadie) eran nuestras armas. Estábamos orgullosos de ello.

De nuevo por eso la importancia de aquel hombre que lo observaba todo desde la ventana y enviaba cartas de amor por los buzones del tiempo tratando de restaurar el dolor que habían creado las ampollas y las medidas de estos tiempos de ideologías macroeconómicas e imperialistas.

Saludos y gracias

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