Cruzaron juntos por debajo del
arco. Esa era la idea. No lo que pasó. Tenía el corazón roto pero nadie lo
notaba. No supo esperar. La paciencia en estos casos era su peor enemigo. Me
miró para que no dijese nada que estaba todo dicho. Me había contado la
historia. Se conocieron porque alguien les presentó y hablaron durante toda la
noche. Ella le prometió que al día siguiente se pondría en contacto con él. Él
no supo esperar y se adelantó encontrándola como se encuentra ahora a la gente
hasta que un día se vaya la luz y la electricidad para siempre. Ella le rechazó
con la sutilidad del cuchillo que es el silencio en tales situaciones en las
que nadie se quiere ver. También como quien le pone una quinta pata a una mesa
apuntó que alguien (él mismo) comentó de la posibilidad de celos ajenos como
quien habla del polvo que hay en las habitaciones solitarias. Yo le inventé en mi cabeza la historia de lo
que no pasó. Si me hubiese dejado se la hubiese contado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario