DESDE LOS OJOS DE UNA MUÑECA QUE SOLO VE TRISTEZA



¿Cómo hacer que la sangre llegue al río? Y navegue por aguas de plata. Que no se estanque. Que no coagule. Que siga haciendo grande la herida de aquellos que nos hicieron daño.

¿Cómo huir del dolor? Tratar todas las formas posibles. Ninguna, ninguna acaba finalmente con él. Su oscuridad. Su abismo. Su terrible terror en palabras que no querríamos decir.

La rasura, la viste, la afeita, la encadena para que no se vaya, la protege contra los monstruos de él pensando que son los de ella, la suicida porque la sobre protege, la anhela, la quiere, la desea, la baña, la ducha, la ama sin preguntarse cómo quiere ella ser amada, y la sangre se vierte por el río hacía aquellos que le hicieron daño, que le maltrataron, le despidieron, le sacudieron en la moral como si fuese un saco de boxeo, y el dolor sigue ahí, sigue ahí, se estanca cuando cree que se ha ido. La vuelve a rasurar, a vestir, a afeitar, a bañar, a duchar, a amar porque no sabe como amarse a sí mismo. Y no le pone nombre, no le pone nombre porque las muñecas hinchables no tienen nombre, tienen código de barras.

Saludos y gracias

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