Dígale que cuando creyó
volverla a ver no únicamente se confundió con unos tranvías mejicanos de los
cuales imaginaba que le había escuchado hablar alguna vez, si no que las
vocales de su nombre (el de ella) habían emigrado a otro, y por eso al no poder
pronunciarla, se quedó sin habla, y tan solo arrastraba un sutil goteo de
tartamudez que por vergüenza a ello decidió no volver a abrir la boca nunca
más.
Saludos y gracias
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