Les invitaron a la boda más
extraña que jamás hubieran imaginado, las tarjetas de invitación no ofrecían
pistas sobre lo que luego sucedería, de hecho toda la organización correspondía
al coeficiente exacto que da el resultado de una boda tradicional y clásica,
eso sí ni hubieron ni iglesias ni curas porque tal casamiento no iba acorde con
las estéticas y renglones tan cerrados de algunas o casi todas las religiones,
aquello no se podía sujetar en un corsé de frágiles moralinas, era otra cosa,
totalmente otra cosa nunca antes vista por todos aquellos invitados que se
habían puesto sus mejores trajes y vestidos para la ocasión.
Lo que causó gran conmoción y
donde anidaba el engaño, la singularidad de aquella boda, era que no se daba
ninguna de las tres probabilidades que había en la casa de apuestas, ni hombre
con mujer, ni hombre con hombre, ni mujer con mujer, aunque alguno se planteaba
de reclamar por no haber puesto alguna cuota por la posibilidad de hombre con
animal salvaje o domestico, o mujer con animal salvaje o domestico, a lo cual
algunos trataron de explicar que aquello hubiera resultado no solo cosa de mal
gusto, sino denigrante para los presentes y no presentes. El caso fue que el
protagonista sacó el conejo de la chistera
cuando pronunció que toda aquella parafernalia y casamiento era para celebrar a
sus seres más queridos lo que se quería a sí mismo, y que después de la fatiga
de años tratando que alguien viese en él el mismo amor que él quería compartir
y tras tantos fracasos y derrotas, para poner punto y final a su pesadilla tomó
la firme postura de ahí mismo casarse con él mismo, ante el asombro de los
presentes, el desfallecimiento de quien no soporta el sobresalto de algunas
emociones y caerse los cristales mentales de muchos de los invitados. Nuestro protagonista marido y mujer de sí
mismo, les convidó a que disfrutasen del banquete que aquello era para
celebrarlo, se puso un anillo en uno de sus dedos y desde ese momento se hizo
invisible y desapareció para siempre.
En el banquete los comensales
devoraron, comieron, bebieron lo que había y lo que no había, más de uno se
preguntaba si aquel día no sería también el día que les resolverían el enigma
de que fue antes si el huevo o la gallina, pero nadie prestó la menor
preocupación por donde estaba nuestro protagonista para felicitarle y darle la
enhorabuena, lo mismo que ocurre cuando derriban un cine para poner un gran
supermercado y que pronto olvidan que allí hubo una vez un lugar donde algunas
veces existía la posibilidad de observar como algunos sueños se pueden hacer
realidad.
Saludos y gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario