En un periodo industrial solo
tenían la idea de entrar dentro de la piel que cubría sus sujetos y sus verbos,
salir así de la soledad de las fábricas de producción en cadena, dormirse entre
sus juegos de espejos, dejar caer la lagrima porque sabían que tan solo disponían
de unas horas contadas antes de que el asfalto y la alienación les quemasen los
pies de nuevo.
Ahora todo es como la misma curiosidad fría que se
esconde en los fotogramas de una cámara japonesa, mensajes de móvil:
-¿Qué tal el día?
- Cansada, espero vernos
pronto.
- Y yo, un beso y buenas
noches.
Saludos y gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario