LAS PUERTAS DEL ARMARIO



Se equivocaba, no era cerrar los ojos y seguir la trayectoria de la serpiente que se enrolla sobre sí misma, tampoco era poner un candado a las puertas de los diferentes armarios para que los monstruos no volviesen a emerger.

Dejar de jugar a la falsa tregua de la guerra fría, y abrir las puertas para dejar de vivir bajo la servidumbre de publicidades, abalorios de la aprobación,  candados, el diagnostico de plagas de langostas, y aunque en la despedida el miedo volviese a recordar que no hay regalos el seis de enero, desde entonces ya no habría puertas que se viese obligado a cerrar.

Saludos y gracias.

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