El tiempo que no hemos podido
consumir juntos se presenta igual que una serpiente amarilla enroscada como si
fuese un reloj de cuerda que cuelga de una pared que huele a humedad, nostalgia
y cansancio. Esa sensación de frustración que quita el sueño, que te acorrala
en noches de insomnio, contrayendo una especie de duelo interior porque es como
si quedasen pendiente todas las vidas que nos debemos, muchas, demasiadas,
donde entre otras cosas más o menos importantes cobrase significado dejar de
buscarnos, no yo a vos o tú a mí, sino de buscarnos, recorrer un mundo que nos
perteneciese porque nosotros le impusimos nuestras reglas, emborracharnos con
vino o sin vino, despeinarte en la cama cuando nos encontrásemos desnudos y nos
ayudásemos a no ser huérfanos de esas partes de la vida que seguimos sin
encontrarles sentido.
En definitiva, que los
fantasmas de tu cuerpo dejasen de gritar saudade, y tú tal vez te preguntases
en voz alta de la misma manera que lo harías si lo hicieses dirigiéndote a mí
que significa saudade, y yo te respondería que no lo sé... Que de lo único que
te puedo hablar es de mi verdad, y esta es que saudade es para mí no sentir los
latidos de tu coño sobre mi boca.
Saludos y gracias
Me has emocionado...
ResponderEliminarBesos.
Me alegro, es agradecido saber que lo que escribo crea emociones o despierta algo en quien lo lee.
EliminarBesos